miércoles, 6 de octubre de 2010

Mercantilismo emocional

Tengo una amiga con la que es recurrente el tema "soltar". Charly dijo "cuando el mundo tira para abajo es mejor no estra atado a nada" y algo de razón tiene.

Hace un tiempo que vengo barajando la posibilidad de cambiar de trabajo, uds. dirán (con gran razón) "y dale querida, que estás esperando?" y yo me pregunto lo mismo. Después de varios intento fallidos de armar, digamos, mi CV (por mi profesión es algo un poco más complejo, pero no viene al caso).

Ahora bien, por un lado tengo una decisión tomada, que es no querer estar más en un lugar, y por otro una sensación interna que me ata y paraliza cada vez que me pongo a hacer mi CV. Entonces me puse a andar el hermoso trecho "qué carajo te ata, querida?".

Y desarmando la historia me dí cuenta que hace casi 4 años que estoy en ese lugar, que cuando entré mi estado personal era muy distinto, que ganaba mucho menos pero laburaba más feliz, con otro objetivo, que el eje estaba mucho más puesto en la "juerga amisteril", digamos, que en si me aumentan, me ascienden o me dicen que me quieren (laboralmente hablando).

Cuando entré en este lugar no tenía una de las amigas más grandes que me regalo la vida, no tenías muchas historias que ahora le voy a contar a mi nieta mujer, no tenía un deparamento, no tenía (ni por asomo) la expectativa de llegar más alto en mi profesión, no tenía un grupo de descontrol como el que adquirí en este lugar, etc.

Y aca, justo aca, es donde me di cuenta de algo, me di cuenta de 2 cosas:
1) Cuando me vaya (y sé que eventualmente va a suceder) no dejo un puesto de laburo, dejo un pedazo de mi vidas atrás;
2) Que es más fácil decir que no tenés tiempo de hacer algo, que hacerlo y que no funcione.

Creo que hoy les debo la conclusión.... o por ahi no, por ahi la conclusión es que cuando pensás "cuánto me cuesta hacer X?" no es solo el hecho de ejecutar, ESE NO ES EL COSTO, el costo es SOLTAR muchas cosas y es mejor tener clara la lista, al menos para saber cuánto vale.

domingo, 22 de agosto de 2010

Repetición repetición repetición...

Dicen que cuando repetimos mucho una palabras empieza a carecer de sentido, pierde la carga de significado que contiene. De hecho los niños cuando aprenden una palabra la repiten hasta que se hartan (o hartan a sus padres, esta última suele ser la más usual). Lo cierto es que muchas veces cuando comenzamos una relación todo lo que nos dice el otro es maravilloso, contamos una y mil veces a nuestros amigos lo que nos dijeron, y me dijo y yo le dije y desde entonces nos decimos, etc.

Pero sucede algo muy particular con el tiempo, algunos se quejan de que sus parejas ya no son lo mismo, que ya no los tratan igual, que ya se paso el amor, la pasión, etc. Pero hoy me puse a pensar una pequeña trampa, a veces (muchas más veces de las que confesamos) el otro nos sigue diciendo la mismas cosas "que nos ama", "que nos extrañó", "que la vida es genial juntos", etc. pero por alguna razón dejamos de registrarlo, Lo ecuchamos?? por supuesto, no estamos sordos, contestamos?? por supuesto, papá y mamá nos educaron bien "permiso, por favor y gracias" y en este caso puntual "yo también".

Y entonces??? si X lo dijo y nosotros lo oímos, es más, le contestamos!! Dónde está la ausencia de la que nos quejamos?? Estimadísimos, lo que mata no es la humedad, ES LA REPETICIÓN.

Creo que la única reflexión que se me ocurre es "menos repetición y más atención", que la falencia verbal del otro, a veces, es más bien una sordera propia.